Tomás decidió diferenciarse del resto y “desconectarse” de la redes sociales y sus banalidades. Clausuró sus cuentas de correo electrónico y desactivó todos sus perfiles; se sintió tan liberado que se le notaba. Benito lo imitó y se le unió en una campaña para animar a sus familiares y amigos a dejar de lado las modas esclavizantes que obstaculizan la convivencia real que no virtual. Pronto, un copioso grupo de ciudadanos siguieron su ejemplo, sin embargo, había a quienes la desconexión no les costaba trabajo y a quienes les implicaba un esfuerzo mayúsculo; para ellos, se formó un grupo de apoyo encabezado por los fundadores de la corriente colectiva (ahora lo era) conocida como “Los desconectados” y por un panel de especialistas. Alcanzaron tal fama e influencia a nivel nacional que tuvieron que difundir su ideología a través de YouTube y crear sus perfiles en Facebook y Twitter. ¡Bendita tecnología!
Alejandra Meza Fourzán ©
Sería hermoso, incómodo en principio, sin embargo, enriquecedor para el alma, vernos a la cara.
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Definitivamente. Muchas gracias por leer y comentar. Saludos cordiales.
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¿Y SÍ ALGUNA VEZ TODO EL MUNDO, HICIÉRAMOS ESO? ¿QUE PASARÍA?
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Imagina cómo era el mundo hace 30 años… Pues así…
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NOS DIRÍAMOS HOLA A LA CARA TODOS
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