El silencio se hace en mí y yo en él.
Soy como el oasis sumergido
que repta por la noche, despierto.
Cuerpo acuoso que se nutre solo.

Tengo un redil de afónicos versos,
alma de pantano desvalido.

Consumo nocturnidades como drogas
hasta que llega el sol con su sintonía rabiosa
y me revela la desgracia ─salvaje─
de sentirme viva.

 

Alejandra Meza Fourzán ©