Nacimos en los siglos y en los siglos nos perderemos,
nos besamos con los años
que se nos aprontan en los labios.
Y es que tú y yo hemos sido tantos, y en tantos cuerpos
y de tantas maneras
que somos los amantes sin memoria.
Somos prófugos de la nada,
domadores del ocaso… de las traiciones.

No hay nada más veraz que mi mano en la tuya
ni nada más secreto:
somos solos
en una avalancha de silencio.
Te amo con un amor tan viejo como el sol que resbala por tus ojos
con un amor nacido en la llaga de un universo lejano.
La noche se estira para recibir nuestras sombras
como se estira mi piel para recibir tu abrigo.

 

Alejandra Meza Fourzán ©