Te tengo, pero es a gajos
como si fueses humo en mis manos.
Defiendo una sombra de ti
con las garras del ensueño
cual tesoro ofuscante, cual sueño fútil,
pues te has vuelto
niebla de mis carbones dolientes,
de mi corazón de hielo seco…

Me eres tan ambiguo como el espacio
nacido entre el insomnio y mi almohada,
entre mis quimeras y tus ojos
mientras que me tienes
como el agua al resplandor lunar,
invisible como el roer
de la rapidez sobre la rueda,
inabordable como el crepúsculo.

Me suenas a los rumores de un pájaro atado,
me recuerdas a la nave de la desmemoria
cuando yo soy para ti
colisión de ceros contra nada,
un amor de cuerda floja,
un truco de nigromancia…

Somos eso que se quiere tanto
que acaba por ser delirio.

 

Alejandra Meza Fourzán ©