Soy la rosa que se rebeló contra el rosal,
la visión, la sirena y el canto,
la que hilvana su traje de pasado con retazos de futuro,
la niña, la madre, la mujer,
presentes en esta piel que me contiene entera.

El bravo mar deshizo la barca de mi orgullo,
en el naufragio perdí y hallé mi corazón,
roto, pero en una sola pieza.
Y aquí estoy, al borde de mí misma,
reclutando las cenizas de las que manaré mañana.

No soy la luna que concede lo imposible,
ni la estrella que presagia ni que guía.
Soy solo una mujer de frente al sol,
viendo el ocaso.

 

Ale Meza Fourzan