Hola amigos, comparto con ustedes otro cuento corto resultado de mi más reciente taller, llamado «Taller de los sentidos» en el que exploramos las discapacidades visuales, auditivas, motoras e incursionamos en el mundo de la irracionalidad.

El turno es de «Alicia ya no es ella» de Miriam Cereceres.

Como todos los días llevo a Alicia a la enfermería para su medicamento y revisión con el doctor. Tiene más de un mes internada en el hospital y ha permanecido más o menos tranquila. A diario llora y dice cosas extrañas, pero nada de gravedad. Sin embargo, el día de hoy Alicia se ve diferente, con una mirada de coraje, de odio, su caminar no es el de una mujer joven e indefensa que se la pasa llorando de tristeza, más bien, la de un hombre rudo que acecha su entorno como si estuviera a punto de atacar.

Decido acercarme a ella y me pongo alerta. Seguimos avanzando por el pasillo del hospital y Alicia comienza a gritar con una voz ronca y grave, ajena a su esencia, como sacada de la parte más oscura de su psique o del infierno quizás. Me maldice, una y otra vez me maldice desde su pequeña boca ya desfigurada por los horrendos gestos de su rostro. Intenta correr, pero la tomo rápidamente de los brazos, tengo experiencia, soy enfermero de este psiquiátrico desde hace más de diez años. La miro a los ojos con firmeza y le exijo que se calme. Aún así trata de imponer su fuerza. Al fin la someto contra la pared, soy un hombre fuerte y corpulento, sé cómo hacerlo.

Llegan corriendo a nosotros dos enfermeros, forcejean con ella. Alicia patalea, sigue gritando maldiciones, se retuerce, babea, nos desea la muerte y comienza a orinar. Logramos ponerle la camisa de fuerza mientras nos mira con una maldad indescriptible. Los enfermeros se la llevan a ese lugar del hospital que entre el personal preferimos no mencionar. Me da mucha pena, Alicia es tan joven, tan bella, de seguro sería una mujer buena y alegre si tuviera una vida normal, pero ya no es ella, ahora es un engendro que solo la locura puede crear. Sigo agobiado y me pregunto si habrá algo maléfico que controle a Alicia desde el más allá.

© Miriam Cereceres

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